lunes, 21 de marzo de 2016

Sol de Domingo para La Cena

Las caras serias se tornaron en rostros llenos de alegría cuando la Iglesia de los Terceros abrió sus puertas cerca de las cuatro y media. Casi una hora de retraso que la Hermandad de La Cena vivió con mezcla de inquietud y esperanza. Cuando Joaquín Solís, el Hermano Mayor, anunció que el cabildo de oficiales había decidido hacer estación de penitencia, apenas hubo esas palmas que suenan en otras ocasiones. Ninguno de los presentes tenía dudas sobre la seguridad de la salida procesional en la tarde del Domingo de Ramos. Todo se había aclarado con la salida de La Paz. Desde el interior de la iglesia, cuando se abrieron las puertas del templo la naturaleza fue fiel a la calle. Un baño de sol inundó la calle del mismo nombre. ¿Quién tenía alguna duda sobre la salida? A la calle con ella.

La nave central de la iglesia estaba ocupada por cinco pasos, los tres de La Cena y dos de la Exaltación, que vive allí en realojo mientras Santa Catalina se recompone. La  espera se hace larga, pero merece la pena ver desde dentro el orden y el respeto que impera en la organización de las filas de nazarenos. A pesar de un número muy alto de jóvenes de ambos sexos, de madre con niños de escasos años, hasta de alguno de matilla, todo está en su sitio, nadie altera la formación de las filas de penitentes de los tres pasos que tiene la cofradía. Nadie levanta la voz. Los niños cansados se echan al suelo sin una protesta. La Cena tiene cantera.

En el atrio de la iglesia se ha colocado la Escolanía de María Auxiliadora. Es un grupo de mujeres adolescentes que aparecen con túnicas de color morado y portan sus partituras en las manos. Por los altavoces, ya una vez decidida la salida, se pide una oración y se lanzan al aire las recomendaciones de última hora. En realidad, casi nadie lo escucha. La impaciencia es notoria. Mayores y niños quieren lanzarse a la calle.
     
Fali Díaz, de los Pali del Arenal de toda la vida, ha hecho sonar el martillo. Antes de la última levantá del paso de La Cena, uno costalero le recuerda que allí abajo van 46 hombres. Es el homenaje de la cuadrilla a quien falta este año. El paso sale a la calle Sol y el astro rey lo baña en la tarde ya plena del Domingo de Ramos. La escolanía canta dentro del templo cuando el Señor de Sebastián Santos y el apostolado de Ortega Bru cruzan el atrio.

A la salida del Señor de la Humildad y Paciencia, la banda de Tejera, preparada para acompañar a la Virgen del Subterráneo, toca una marcha fúnebre. Ya está el cortejo en la calle. El sueño de la Hermandad se ha cumplido. Más de 700 nazarenos han salido en estación penitencial en esta Hermandad joven y pujante. Me quedo en la iglesia donde un hermano ya veterano mira con lágrimas en los ojos. No hace falta hablar con este hermano. Sus ojos llorosos están llenos de alegría al ver en la calle a su cofradía.

Es preciso acudir a Relator para comprobar el discurrir de otra cofradía de barrio. Es la Hiniesta. A esa hora la masa ha tomado las calles. Con la seguridad del tiempo estable, la calle se masifica delante de los pasos. En la revirá con Feria, la banda de Santa María Magdalena de Arahal tocas sus marchas clásicas. Al rato, la explosión llega con el lujo azul y plata del palio de la Hiniesta. De nuevo la vista se queda impresionada por los candelabros de cola, en realidad toda la orfebrería es un primor. La banda del Carmen de Salteras no desentona y por la calle Feria marcha la señora ya entre clamores del pueblo.


Ha dado tiempo a ver La Estrella por Reyes Católicos. El gentío es dueño de la amplitud de la calle. Es una de Triana que acaba de llegar a Sevilla por el puente. Todo vuelve a tener sentido. Es la Estrella, de la que todos dicen que nada le hubiera importado el tiempo, porque seguro que hubiera salido. 

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