martes, 11 de octubre de 2011

El monstruo sigue creciendo


Tienen la fuerza del dinero, del poder, las licencias y una chulería inmensa para seguir elevando a contra reloj una mole que repugna a la mayoría. El asesino tiene nombre: Cajasol. Los que miran hacia otro lado son los políticos, los de antes y los de ahora. Los estafados son los sevillanos, que ven como sube y sube un edificio que no hace falta y cuesta un dineral. Están a la espera de que la UNESCO diga algo, pero cada semana el mostrenco tiene un piso nuevo. Cuando se quieran dar cuenta será un monstruo de más de cien metros absurdo, un canto al despilfarro, un mamarracho que se hace por un capricho no bien explicado que nadie ha sabido frenar. Cuando quieran pararlo los avispados dirigentes de Cajasol se habrán asegurado una indemnización maravillosa y se llenarán los bolsillos a costa de los contribuyentes. Ya que nadie lo para y frena esta locura, sólo los ciudadanos tenemos una posibilidad: retirar los ahorros de esta entidad bancaria que será muy sevillana, pero que está ensuciando el horizonte de la ciudad con un esperpento incalificable.

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