La Hermandad del Polígono estaba desecha en Placentinas por
los estragos del calor. No parece lógico resaltar determinadas actitudes cuando
el cortejo había comenzado la estación de penitencia al mediodía y a las seis
de la tarde aún tenían por delante un largo y sofocante camino. Todos sufrían; nazarenos,
costaleros, músicos, acólitos, padres y los niños, que se derrumbaron en la
Plaza del Salvador totalmente desmadejados. Sin embargo, una cosa es la
comprensión del sufrimiento y otra la visión de escenas con un grupo de
nazarenos tirados sobre el asfalto en busca de agua y comida. El esfuerzo de la
cofradía es de nuevo para aplaudir. Solo les falta que se cuiden algunos
detalles.
En la tarde del Lunes Santo había una cita que no podían
perderse los más fieles a las procesiones sevillanas. La Virgen de Guadalupe,
la niña de Álvarez Duarte, salió vestida de hebrea a los cincuenta años de su
bendición. No les ha gustado la idea a muchos, según los comentarios que pude
escuchar, pero Guadalupe iba bellísima, reluciente, espléndida, con la diadema,
la saya lisa y el fajín clásico que modeló Rodríguez Ojeda. La de Guadalupe se
mantenía en Cuaresma. Me pareció, por una vez, algo maravilloso.
Pero para el paseante fue una tarde de músicas. A la salida
de la Catedral, enfilando la plaza de la Contratación, caminó el Cautivo del
Tiro de Línea, siempre señorial, digno en su soledad, pero con las mujeres del
barrio siempre a su estela bendita para que nunca sintiera el desconsuelo. Y
con la Virgen de las Mercedes, la banda del Carmen de Salteras. Parece
imposible que una banda pueda superarse cada año. Junto a las murallas del
Alcázar sonó Cristo en la Alcazaba. No hay mejor lugar para esta marcha.
Gracias a Santa Genoveva porque es un detalle enorme tocar esta marcha cerca de
Santa Cruz y la Semana Santa ya se nos va quedando para gozar de estos momentos,
quizás pequeños, pero que provocan un ligero estremecimiento en los sentidos. La
Semana Santa es una suma de sentimientos. Qué marcha, qué banda y qué momento.
Tras la banda caminaba Francisco Javier Gutiérrez Juan, el director de la Banda
Municipal de Sevilla. Dos hijos del gran maestro componen la nómina del Carmen
de Salteras. Ya en Contratación fue Macarena de Cebrián quien le puso la nota
de emoción definitiva a la tarde.
Pero es Salteras y monta tanto la del Carmen como la de la Oliva.
Detrás de la Virgen de las Aguas del Museo volvió a dejar una muestra de su
tremenda calidad en el clásico Virgen de las Aguas y en un memorable Como tú
ninguna cuando el paso ya enfilaba la calle Sierpes.
Si le añaden a la multitudinaria hermandad de San Gonzalo
por Adriano ante el Baratillo, el paseo de Vera Cruz por la Cuesta del Rosario,
la Redención ya en su barrio y las Penas por Cuna, se puede decir que fue un
Lunes Santo para el recuerdo de este paseante. Seguro que si me lee, usted
también vivió ayer un día especial. En el rincón de mis vivencias imborrables
quedarán las enormes bandas de Salteras haciendo grande a la Semana Santa de
Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario