Es un placer recibir en Sevilla a Michel Plasson, historia
viva de la música francesa y colaborador habitual de la orquesta sevillana. Era
el comienzo de la temporada, por ello quizás se resintió la asistencia, aunque
nunca se sabe si no es que han desertado muchos abonados. Será preciso esperar
cuando lleguen los platos fuertes de la temporada con las sinfonías de Beethoven
para valorar si la afición a la música eterna mantiene adeptos o hay abandono
de localidades.
La orquesta exhibió los lazos verdes que ya lucieron en
los últimos conciertos de la temporada pasada. Son la señal de su malestar con
los recortes y el olvido de las administraciones, sobre todo de la Junta de
Andalucía, que es capaz de acabar con todo atisbo de cultura en la comunidad
mientras al mismo tiempo presume de lo contrario. Hubo lazos verdes pero la
orquesta sigue ahí con su misma calidad. La profesionalidad, y la categoría, de
los músicos mantienen viva la llama del clasicismo musical en Sevilla.
Plasson es un prodigio de personalidad. El concierto contenía
tres piezas de autores franceses y un concierto de arpa del ruso Glière. Con las
obras de sus paisanos Plasson disfrutó a tope. Menos contundente en la de
Saint-Saëns, prodigioso en Berliotz, sobre todo en el minueto de los fuegos
fatuos, para acabar pletórico en la obra de Roussel, luminosa y cromática, en
la que toda la orquesta brilló a tope. Nota especial para el oboe de González
Monteagudo, el clarinete de Piotr Szymyslik y el arpa de Daniela Iolkicheva,
que a esas alturas había vuelto a su lugar de solista después de interpretar el
concierto de Glière. Plasson, visiblemente emocionado, tal vez como presintiendo
su despedida del Maestranza, dirigió en forma de bis final un suavísimo y
precioso momento de la Arlesiana de Bizet, que realmente fue un homenaje a las
cuerdas de la orquesta, las que posiblemente más críticas reciben pero que
rayaron a una altura sideral.
Daniela Iolkicheva es tan maestra con el arpa que casi nos
hizo que pareciera aceptable un concierto plano como el de Glière. Su figura leve con sus
manos delicadas sacó un sonido sensual de su arpa. La orquesta se limitó a
seguir a su compañera que ofreció un bis delicado como prueba de su dominio del instrumento.
La temporada ha comenzado. Hubo menos gente de la esperada
en la sesión de jueves – esperemos mejor asistencia en la del viernes -, pasó
Plasson y dejó en el ambiente cierta nostalgia que sería bueno que se rompiera
en otra temporada con su figura en el atril, la orquesta mantiene su nivel y
sus carencias, pero ahí están sus maestros, ayer Daniela Iolkicheva, para
dejar claro que lo mejor del conjunto son sus músicos.
Teatro de la Maestranza. Primer programa de abono. Jueves 22
de septiembre. Solista: Daniela Iolkicheva, arpa. ROSS. Director: Michel
Plasson. Programa: Bacanal de 'Sansón y Dalila' de Camille Saint-Saëns;
Concierto para arpa y orquesta en mi bemol mayor Op.74 de Reinhold Glière; Tres
piezas orquestales de 'La condenación de Fausto' de Hector Berlioz; Suite nº2
de 'Baco y Ariadna' Op.43 de Albert Roussel. Aforo: Dos tercios de entrada.
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